miércoles, 7 de octubre de 2015

Cuento para pensar: El arquero y la luna.


Hubo un muchacho que quería ser el mejor arquero del mundo.

Se dirigió un día al que se consideraba el mejor maestro arquero de su país, y le expresó su deseo:

Maestro, quisiera ser el mejor arquero del mundo, ¿qué podría hacer? – preguntó el joven.

Si quieres ser el mejor arquero del mundo, debes alcanzar con una de tus flechas a la luna. Hasta ahora nadie lo ha conseguido. Tú serías el primero si lo lograras, y al hacerlo, nadie cuestionaría que eres el mejor – respondió el maestro.

De este modo, el muchacho decidió seguir el consejo que le había sido dado. Preparó su arco y sus flechas, y cada noche disparaba a la luna que salía tras el horizonte del mar. Cada noche, perseverante, sin faltar ninguna vez a su cita, fuera la Luna llena, menguante, creciente, incluso cuando era nueva y apenas se adivinaba su leve luz.

Los vecinos y amigos se burlaban de él. “El loco de la luna”, le llamaban. Pero él, ignorando los insultos, provocaciones y ofensas, seguía cada noche en su empeño.

El caso es que nadie sabe si en alguna ocasión alcanzó la luna, pero su empeño y los millones de disparos de flechas que realizó en su intento por alcanzarla tuvieron un premio secundario: se convirtió, sin duda, en el mejor arquero del mundo
Era imbatible, de noche, y por supuesto, a plena luz del día.

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Cuando decidimos emprender, ir hacia nuestras metas nos encontraremos por el camino a gente que nos estimule y nos anime a conseguirlas, pero también habrá quienes nos critiquen o nos llamen "locos". Lo importante siempre es tener claro lo que queremos, perseverar y luchar por ello.

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